La globalización:
sus efectos y bondades
El presente ensayo, hace un análisis acerca de la globalización y sobre ¿cuál será el
impacto de la globalización en la vida económica, política, social, cultural de los
países latinoamericanos y cuál será el impacto sobre los valores y creencias de estas
poblaciones? La respuesta a estas preguntas no se sabe con certeza, pero una
consideración filosófica como la que se presenta aquí puede ser útil. Es probable que
las sociedades menos desarrolladas serán las menos preparadas para enfrentar
todos los cambios bruscos e imprevisibles que promete la globalización con seguridad.
Igualmente, dos cuestiones aparecen como claves en esta visión de la globalización:
el concepto de interdependencia —que oculta los procesos de explotación, dominación
y apropiación presentes en la lógica del capital mundial—, y el quedarse en la forma
de manifestación del fenómeno o proceso sin interesarse por los actores políticos y
económicos que lo impulsan, en este caso las multinacionales, los estados desde los
que se impulsan globalmente y los organismos e instituciones supranacionales, que
actúan en el ámbito mundial como garantes y creadores de consenso para las
medidas económicas y políticas que acompañan a la globalización neoliberal.
La globalización es un fenómeno reciente, que marcará profundamente el futuro
económico del mundo, y que afectará a los países en desarrollo de una manera
decisiva. Muchos autores y pensadores sobre el destino de la civilización, han venido
repitiendo incesantemente que el mundo se está acercando cada vez más, que las
comunicaciones van a tener un gran impacto en los patrones de vida de los países,
que el acceso a la información va a determinar el desarrollo de las naciones, que el
mundo se ha transformado en una aldea global y que el conocimiento será el mayor
recurso de las naciones.
La realidad, es que la globalización económica ya no es una teoría, o un posible
camino de la economía y el mercado, sino un hecho concreto que está cambiando
por completo las estrategias económicas de todas las naciones, redefiniendo las
relaciones internacionales y creando nuevos y poderosos patrones culturales.
El propósito económico que inspiró la globalización es, sin lugar a duda, el de
crecimiento económico de la clase empresarial, pero no hay evidencia de que la
cuestión de desarrollo del ser humano tiene parte importante en el movimiento,
ahora precipitadamente a flote en todas partes del mundo. Como tal, la globalización
puede ser una buena estrategia para la acumulación de riquezas, pero esas riquezas
son ante todo para unos pocos y no integra ninguna política proyectada para el
desarrollo integral de una comunidad o una población.
Pero ¿de qué se está hablando cuando se menciona el término “globalización”? Dice
JUAN CARLOS TEDESCO:
“Al estar basada fundamentalmente en la lógica económica y en la expansión del
mercado, la globalización rompe los compromisos locales y las formas habituales de
solidaridad y de cohesión con nuestros semejantes. Las élites que actúan a nivel
global tienden a comportarse sin compromisos con los destinos de las personas
afectadas por las consecuencias de la globalización. La respuesta a este
comportamiento por parte de los que quedan excluidos de la globalización es el
refugio en la identidad local donde la cohesión del grupo se apoya en el rechazo a los
‘externos’1.
Así, la cuestión central del modelo “globalización” parece ser, si los países
latinoamericanos pueden alcanzar un proceso de desarrollo integral mientras
persiguen un proceso de puro crecimiento, o si tendrán que buscar otro modelo para
asegurarse de un progreso más auténtico.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) la define como “la interdependencia económica
creciente en el conjunto de los países del mundo, provocada por el aumento del
volumen y de la variedad de las transacciones transfronterizas de bienes y servicios,
II. Globalización: un término internacionalizado
El término globalización comprende un proceso de creciente internacionalización o
mundialización del capital financiero, industrial y comercial, nuevas relaciones
políticas internacionales y la aparición de la empresa transnacional que a su vez
produjo —como respuesta a las constantes necesidades de reacomodo del sistema
capitalista de producción— nuevos procesos productivos, distributivos y de consumo
deslocalizados geográficamente, una expansión y uso intensivo de la tecnología sin
precedentes. De cierta manera el movimiento es antagonista al comercio internacional.
Lo que se exporta hoy en día no son sólo los productos manufacturados, sino el
capital y las ganancias. Y esta pérdida de ganancias también es una pérdida de
capital, lo que más empobrece a un país es la fuga de sus inversiones al exterior. El
país que recibe la inversión se beneficia de los salarios de los empleados y, en
algunos casos una actividad comercial secundaria; pero las ganancias se reservan
por los dueños, en forma de capital para inversión en otras partes. General Motors
anteriormente fabricaba sus vehículos en Detroit y Oshawa y los vendían en todas
partes del mundo. Hoy tienen sus fábricas en cualquier parte del mundo en donde
han encontrado una mano de obra calificada, dócil y barata.
III. Efectos de la globalización
Varios estudios han concluido que la globalización ha beneficiado tanto a los países
pobres como a los países ricos. Pero tales estudios tradicionalmente no se interesan
en los índices de desarrollo integral, sino en cifras sobre actividad comercial global
e ingresos totales. Y lo que no se calcula, principalmente en los estudios es el
2 CALVO, JUAN: Globalización revista Web mensual de economía, Sociedad y Cultura - ISSN 1605-5519.
Fundación Universidad Autónoma de Colombia
LA GLOBALIZACIÓN: SUS EFECTOS Y BONDADES 69
impacto provocado por el cambio de los agentes de control del comercio de la esfera
local a la internacional, donde los que toman las decisiones no son políticos
responsables a los electorados. Son más bien los que administran las bancas de
capital, naturalmente con su interés principal en realizar ganancias sobre sus
amplias inversiones. Es decir, no son representativos del pueblo y tampoco no son
responsables al pueblo, ni son fácilmente asequibles por el público; supone sólo que
siempre se encontrarán lejos de la vista del público, refugiados en las pequeñas
salas de juntas de las distintas capitales del mundo empresarial.
Por el carácter poderoso que posee el capital entre un mundo sumamente materialista,
imprevisor y ciego a los valores humanos y espirituales, un capitalismo cada vez más
prepotente por la caída del comunismo y la obsequiosidad de los líderes políticos,
la gente de todas las clases sociales y en todas partes del mundo se ve resignada y
conforme con las intenciones de los que manejan estos grandes capitales. Como tal,
los intereses de las poblaciones regionales y locales, se ven más y más desplazados
fuera de las comunidades local y nacional hacia el exterior del país, alejándose cada
vez más del alcance de la pobre e impotente población local.
El sociólogo MANUEL CASTELLS, en su análisis sobre la era de la información, ofrece un
panorama de la economía, la sociedad y la cultura contemporáneas como resultado
de la pérdida de la legitimación nacional. De acuerdo a su análisis, el estado-nación,
para sobrevivir a su crisis de legitimidad, cede poder y recursos a los gobiernos
locales y regionales y pierde capacidad para igualar los intereses diferentes y
representar el “interés general”. Según CASTELLS,
“...lo que comenzó como un proceso de relegitimación del estado, mediante el paso
del poder nacional al local, puede acabar profundizando la crisis de legitimación del
estado nación y la tribalización de la sociedad en comunidades construidas en torno
a identidades primarias”3.
Con la presencia de estos grandes sistemas globales, es natural que haya una cierta
pérdida de autonomía local. Como manifestación del despojo de poder político de los
países pobres, se nota la tendencia de funcionarios y políticos a sucumbir ante la
tentación de dar concesiones e incentivos a los inversionistas en cambio de ciertas
gratificaciones, tanto en los países industrializados como en los en vías de
desarrollo. La creación de condiciones favorables para la inversión, la compra de
valores y la extracción de ganancias, sobre todo de las empresas públicas que, por
su poca rentabilidad, padezcan de escasez de capital, dejan los políticos susceptibles
a sobornos y grandotas maniobras de corrupción, muy difíciles de detectar. Y los
posibles beneficios financieros y políticos también son grandes porque las cantidades
de las inversiones en juego son generalmente enormes.
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